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La UNCuyo realizó el Segundo Festival Internacional de Estatuas Vivientes

La actividad fue organizada por la Secretaría de Extensión de la UNCuyo y se hizo entre el viernes 21 y el domingo 23 de julio en diferentes locaciones del Gran Mendoza.

20 de julio de 2017, 13:24.

imagen La UNCuyo realizó el Segundo Festival Internacional de Estatuas Vivientes

La Secretaría de Extensión Universitaria de la UNCuyo, por intermedio de su Área de Producción y Gestión de Actividades Artístico Culturales, y con el apoyo de las Municipalidades de Capital, Luján y el Gobierno de Mendoza, realizó la segunda edición del Festival Internacional de Estatuas Vivientes entre el viernes 21 y el 23 de julio con diversas actividades afines al arte del Estatuismo.

Durante los tres días, el Festival Internacional contó con artistas de Mendoza, Buenos Aires, Córdoba, Chubut, Río Negro, Bolivia, Chile, Cuba, y Ecuador.

El encuentro buscaba fomentar la expresión artística de las estatuas vivientes y visibilizar este tipo de actividad para revalorizar el arte en espacios públicos. Además, apuntaba a contribuir con la promoción del desarrollo de expresiones que apuesten a la innovación y creatividad de los artistas, a acompañar las políticas culturales de la provincia, como así también favorecer el consumo del arte.

Cronograma

El Festival comenzó el viernes 21 de julio, de 17 a 20, en la calle Las Heras de Ciudad. Continuó el sábado 22, de 11 a 14, en la Peatonal Sarmiento; y finalizó el domingo 23 de julio, de 14 a 17, en la Plaza de Chacras.

La expresión artística

Las estatuas vivientes, conocidas también como las estatuas blancas o estatuas humanas, son actores que permanecen inmóviles por largos períodos de tiempo formando un decorado viviente en las ciudades. Su mirada casi siempre está perdida en el vacío y se encuentran en un espacio atemporal donde residen por un tiempo determinado y provocan un estado de contemplación a quienes los observan.

Esta práctica se remonta a la antigua Grecia, en la época, los enviados especiales para espiar al enemigo y no ser vistos se disfrazaban de estatuas. En la Edad Media y el Renacimiento estos actores eran comunes en celebraciones y fiestas. Además, en ciertas urbes, era habitual su presencia para flanquear las entradas por donde reyes y gobernantes pasaban.

 

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